Una palanca poderosa para alcanzar tus metas en una fábula

Albert Einstein decía que el interés compuesto es la octava maravilla del mundo. Esta frase quiere decir que una acción consistente en el tiempo genera resultados extraordinarios. El interés compuesto es la acumulación de intereses que se han generado en un periodo de tiempo y se añaden progresivamente al capital inicial.

El poder del interés compuesto radica en que el dinero crece todo el tiempo sin parar. Pues bien, usando este símil, la palanca más poderosa para alcanzar las metas se llama “El efecto compuesto” y es una idea de Darren Hardy quien dice que las pequeñas acciones ejecutadas de manera consistentes logran resultados extraordinarios en la vida de una persona.

Idea 1: La liebre y la tortuga

El mejor ejemplo de cómo el efecto compuesto funciona nos lo enseñó Esopo por medio de la fábula de la liebre y la tortuga en la que la acción consistente y paciente de la tortuga vence la astucia, velocidad y la capacidad de la liebre. Esta fabula llevada al plano del liderazgo y el desarrollo personal, nos enseña que podemos lograr casi todo lo que nos propongamos si ejecutamos todos los días pequeñas acciones, de forma constante e inteligente, que nos acerquen a nuestro objetivo.

 

Digo constante porque toda gran meta se puede descomponer en 365 pequeñas sub metas que ejecutadas diariamente nos pueden conducir a ese resultado y digo inteligente porque requiere que elijas (al máximo) 5 metas específicas para evitar la dispersión y asegurar que estás enfocado en algo. Recuerda algo que repito constantemente: “uno en la vida no es capaz de hacer todo lo que quiera, pero uno sí es capaz de hacer bien y completamente una o dos cosas”.

Idea 2: Convierte tus metas en hábitos

Por esto, la palanca del efecto compuesto busca que logres tus metas a través de hábitos y comportamientos positivos que, a fuerza de repetición, te permitan crear unos círculos virtuosos que se autoalimenten por la ejecución. Por ejemplo, si persigues la meta de hacer ejercicio, aprender un idioma o tocar un instrumento; es probable, como suele suceder, que termines abandonando esta buena intención. En cambio, si te propones una acción pequeña diaria y vas aumentando su duración e intensidad, verás cómo progresas y es bucle de motivación impulsara a seguir hasta lograr tu objetivo. En resumen, la clave está en que conviertas tus metas en hábitos diarios.

 

Idea 3: Metas grandes exigen esfuerzos diarios

Recuerda que la unidad de desarrollo personal es el día. Por esto, debes asegurar que tu día esté alineado con tus grandes metas. Si no aseguras que las actividades que inciden en las metas estén incluidas en la agenda personal, pues correrás el riesgo de no lograr lo que verdaderamente importante. Brian Tracy, por ejemplo, recomienda que definas cuál es la meta más importante que estás persiguiendo y, una vez definida, sea la primera actividad que lleves a cabo al comenzar tu día laboral.

Conclusión: una nueve ventaja competitiva

En conclusión, la verdadera palanca para alcanzar nuestras metas es la acción consistente que logramos convertir en un hábito y que está unida a una meta. Por esa razón, la verdadera ventaja competitiva de una persona no radica en ser el más inteligente, el más sociable o el más trabajador. Más bien se trata de ser el más constante y persistente en lo importante, esto es, sus dos o tres metas clave. Recuerda, no se trata de hacer 500 cosas, se trata de hacer 5 cosas, unas 500 veces.