La junta directiva como factor de competitividad

¿Cómo mejorar el desempeño de tu junta directiva?

Una buena junta directiva es factor determinante para garantizar el crecimiento y el alto desempeño de una empresa

Por ejemplo, Ram Charam, en un muy interesante artículo, denominado Why Companies Fail, señala como una de las causas más comunes en los colapsos de empresas como Enron, Arthur Andersen. Global Crossing, Lucent, se debe, entre otras, a juntas directivas que funcionan mal. En Colombia el caso más conocido fue la empresa bursátil Interbolsa. El problema de esto es que nuestra práctica investigativa en INALDE nos ha demostrado que es poca la atención que los CEOs de las empresas le prestan al funcionamiento de su junta directiva.

Una de las causas más imperceptibles de los grandes fracasos empresariales se debe a un débil gobierno corporativo pobre, donde las juntas directivas muestran un bajo desempeño debido, principalmente, a un excesivo protagonismo del CEO y un escaso liderazgo del presidente de la junta.

 

¿Cómo podemos mejorar el desempeño de nuestras Juntas Directivas?

Regla # 1:

Hay que devolverle a la junta directiva su papel natural: la deliberación ordenada y preparada de sus miembros. Este hecho implica dos supuestos fundamentales: Que los miembros estudien y lleguen preparados a la Junta y que cuenten con la experiencia necesaria.

A modo de ejemplo, podemos decir que participar de una junta directiva es como dar una clase, es decir, una junta directiva requiere un tiempo razonable de preparación. Todo buen profesor sabe que existe una una proporción entre la horas de clase y las horas de preparación. Pues, de igual modo, sucede lo mismo con las juntas directivas.

En una buena junta directiva se envía con buena anticipación el material de estudio para la preparación previa con el fin de que los miembros puedan hacer buenas preguntas sobre la compañía, el sector, el momento de la economía o las disyuntivas estratégicas que están atravesando. En este punto, los miembros de la junta ya deben haber recibido una inducción de la empresa y especialmente, de los servicios y productos que la empresa ofrece.

Ser miembro de Junta es una tarea profesional de enorme responsabilidad. No es solo para aquella persona que tiene tiempo de sobra o tuvo mucha experiencia profesional. Por el contrario, es para personas ocupadas, inmersas en el mundo de la competitividad, estudiosas, reflexivas y con experiencia directiva, es decir, aquella derivada de dirigir compañías o haber hecho parte de juntas directivas.

Regla # 2:

Evite las Juntas “libretiadas”: Lo usual es que la Junta vaya “tan preparada” por el CEO que no se da espacio al análisis o la discusión. Es usual observar a los CEOs preparar con mucho tiempo sus juntas, sus presentaciones y ensayar largas horas con su equipo de dirección para que todo quede con respuestas precisas, como si fuera un examen. En estos casos, el exceso de diapositivas puede terminar ahogando la deliberación. Por eso, hoy en día, la gran amenaza para una buena junta directiva es la magistralidad de los CEOs.

Lo típico…

Cuenta Ram Charam que John Smale, ex CEO de Procter and Gamble describe esta situación de manera muy precisa, señalando que los miembros de junta directiva saben muy poco de la empresa aparte de lo que les cuentan sus directivos, por el simple hecho de que es tal el volumen de información que no queda mucho espacio para hacer preguntas.

Regla #3:

Es clave que la nominación de los miembros y del CEO se garantice la independencia y la objetividad.

Esto conlleva a juntas directivas que no son realmente, independientes o por lo menos, la selección de sus miembros, obedece a criterios como el amiguismo o las referencias pero no, por las dinámicas y necesidades estratégicas de la compañía. Esto genera “mangualas” con el CEO y reciprocidades que empañan el análisis serio y constructivo. Lo anterior, desdibuja uno de los principales principios del gobierno corporativo que consiste en el deber de los miembros de junta de representar y defender los intereses de la empresa. Por estas razones, una de las principales recomendaciones que solemos hacer los profesores de gobierno corporativo es crear comites de nominaciones al interior de las juntas directivas.

Regla #4:

Construir colegialidad y unidad en las decisiones. Quizás es lo más difícil. Así como se requiere unidad de propósito, respeto y confianza, es fundamental que en las juntas directivas las diferencias deban verse en la lógica de un gobierno de unidad en donde una vez se ha tomado la decisión, así esta no sea compartida por todos, los miembros deben cerrar filas y apoyar la decisión.

Regla #5:

Cuidar la agenda y el tiempo de las sesiones: Una junta directiva no puede seguir la lógica tradicional de la eficiencia de las reuniones. Si bien, sus tiempos no pueden ser interminables, también el análisis de muchos temas requiere de maduración y pausa. La dificultad consiste en la fijación de un orden del día de 8 o 10 puntos para 2 horas. Y luego, la decisión, fuerte y trascendental, se pide en el punto de proposiciones y varios, cuando todos los miembros ya tienen la presión del reloj y deben partir.

Conclusión

Pasamos mucho tiempo pensando en la cara visible de la empresa: clientes, proveedores o empleados, lo cual está bien, pero también es necesario trabajar en la cara invisible de la empresa: el gobierno que es la junta directiva, porque es el lugar donde se gesta el éxito o el fracaso de la empresa.