Directivos a velocidad crucero

¿Estás estancado en tu carrera directiva? Hay algo que debes hacer ya…Aquí te cuento

No confundas el movimiento con el progreso (Drucker)

El problema

Un problema recurrente, que observamos en los directivos es “ir a velocidad crucero” en sus cargos, lo cual quiere decir que una vez que logran dominar su posición dejan de aprender, de exigirse y sobre todo, de esforzarse de la misma manera que lo hacían antes de llegar a ese cargo. Esta preocupación la ha explicado la profesora de Harvard Business School, Linda Hill como una situación constante en la que

“la mayoría de los jefes alcanza un cierto nivel de competencia y se detienen ahí, lejos de lo que podrían y deberían ser” (Hill 2011).

Esta expresión se conoce comúnmente como “dormirse sobre los laureles” y tiene origen en la época del Imperio Romano, donde aquellos guerreros que triunfaban eran reconocidos con una corona de laureles, sin embargo, después de lograr el reconocimiento dejaban de esforzarse como antes. Eso mismo nos sucede a los directivos: nos dormimos sobre los laureles y, como consecuencia, no liberamos todo el potencial que tenemos.

La causa de este problema es que dejamos de trabajar en nosotros mismos (Hill 2011). Lo cual significa que olvidamos que un directivo es como un deportista que requiere estar en forma. Es decir, un buen directivo debe ser consciente que debe entrenarse en el desarrollo de las principales habilidades que exige su cargo.

Porque no podemos desconocer que un directivo es como un deportista de alto rendimiento que debe mantener la fortaleza ante la adversidad, debe soportar la presión y debe mantener la energía de cara a la organización.

Consecuencia de este problema y de sus causas nos hemos propuesto describir lo que debe hacer un directivo, fruto de nuestra experiencia en INALDE Business School, para mejorar su rendimiento al interior de su organización. Lo cual no significa otra cosa que llevar a cabo el arte de aprender a gestionarse a si mismo:

Lo primero:

La primera tarea consiste en conocer claramente cuáles son sus fortalezas (Drucker 2005). De tal manera que usted pueda saber cuáles son sus principales capacidades que, unidas a sus motivaciones, le permita estar en el lugar correcto. Esta tarea requiere el feedback de alguien que le ayude a descubrir sus puntos fuertes y sus puntos débiles de cara a sus retos como directivo.

Lo segundo:

En segundo lugar, el otro elemento fundamental para mejorar el rendimiento es mediante la reflexión diaria de la experiencia vivida en las interacciones con nuestros familiares, amigos y colaboradores, porque una de las cosas que definen la actividad directiva es el ganar experiencia y esta se gana cuando se lleva a la reflexión y de ella se extraen reflexiones que permitan saber qué se hizo bien, qué se hizo mal y en qué se podría mejorar. Esta tarea es muy compleja porque comúnmente los directivos creemos que entre más actividades tengamos en la agenda mayor será nuestra efectividad y, por el contrario, la experiencia nos ha mostrado que el crecimiento de un directivo está muy asociado a su capacidad de reflexión sobre su experiencia y practica directiva que lo lleva a modificar conductas y comportamientos.

Por estas razones, una de las mejores formas como un directivo se mantiene en forma es mediante la participación en programas de desarrollo directivo y en general programas de formación que lo centren a pensar en su organización y su propio desempeño.

¿Y las organizaciones qué?

De otra parte, las organizaciones deben promover que sus ejecutivos mantengan su competitividad y productividad alentando la formación y, especialmente, la evaluación de su rendimiento de cara a su propio mejoramiento. GE, por ejemplo, lleva a cabo reuniones generales de análisis del desempeño individual con sus directivos y establece acciones para apoyar el desarrollo del liderazgo de sus ejecutivos, en esta actividad participan el CEO y todo el staff directivo de la organización.

Conclusión

la mejor manera de salir de la velocidad crucero en la que normalmente estamos o podemos estar es recordando que la naturaleza del trabajo directivo es variable, que cada momento de la vida exige retos distintos y que si dejamos de trabajar en nosotros mismos, mediante la formación, el feedback y la propia reflexión, podremos dormirnos sobre los laureles y padecer el hambre de triunfo que es lo que marca claramente la personalidad de los deportistas campeones. No en vano, el mayor consejo que brindó Steve Jobs a los graduandos de la Universidad de Stanford en su discurso de graduación fue el de “mantenerse hambrientos”.