El CEO y las 7 barreras que impiden una gestión efectiva (II)
A continuación presentaremos las barreras más comunes que debe vencer un CEO para lograr una gestión más efectiva
En la columna anterior describimos las primeras 3 barreras, el día de hoy presentaremos las 4 barreras restantes y un propósito para lograr el objetivo del mejoramiento profesional como directivo.
Barrera No. 4
No desarrollarse a sí mismo: Un buen CEO debe dedicar mucho tiempo a la tarea de su propio mejoramiento personal y profesional que significa enfocar sus esfuerzos y energías a aprender a dirigir, lo cual se aprende a partir del acto mismo de dirigir. Este tipo especial de aprendizaje exige estudio, lectura y, especialmente, una actividad permanente de reflexión sobre sus interacciones y decisiones. Es decir, un CEO efectivo debe ser capaz de disminuir el tiempo muchas actividades que roban su tiempo y energía y, por el contrario, dedicar el tiempo a propiciar más la reflexión sobre lo que está haciendo bien, lo que está haciendo mal y sobre lo que podría mejorar.
Una de las mayores debilidades de los CEOs es su activismo y la gran cantidad de energía que desperdicia en el día a día. Nuestra experiencia directiva y de consultoría en INALDE nos muestra que un CEO que aprende a delegar es capaz de ser más reflexivo, más estratégico y, sobre todo, más capaz de ver la realidad de su empresa y organización desde “el balcón”, es decir, desde una perspectiva más amplia.
Asimismo, a medida que un CEO asciende en autoridad y posición en la organización se encuentra con que pierde la posibilidad de recibir buen feedback de los colaboradores y por el contrario lo que recibe es la adulación y el lisonjeo que le impiden tener un conocimiento adecuado de la realidad de la empresa y de las debilidades propias de las decisiones que toma en su gestión.
Una buena manera de superar esta barrera es mediante el estudio, las reuniones de capacitación fuera de la oficina, el apoyarse en un buen coaching externo que lo apoye en su proceso de desarrollo como directivo y, fundamentalmente, en el ejercicio diario de reflexión sobre su propio liderazgo que se concreta en evaluarse sobre las reuniones que dirige, las comunicaciones que realiza y la manera como interactúa con sus colaboradores de tal forma que monitoree sus aciertos y yerros y de esta forma trabaje en su propio mejoramiento.
Barrera No. 5
Tener una visión estrecha y reducida de la empresa y la organización: Esta barrera consiste en gobernar la empresa –únicamente- a partir de los resultados financieros trimestrales, es decir, estar enfocado en el corto plazo de la empresa. Un buen CEO debe procurar dirigir la empresa con una mirada de largo plazo que asegure la continuidad de la empresa para las generaciones futuras, para ello, debe enfocarse en los factores que aseguren el éxito futuro como el desarrollo de las personas, la generación de confianza e integridad y el desarrollo de proyectos visionarios de largo plazo, así el CEO no vea los resultados en su periodo de gobierno.
De igual forma, muchos CEOs pecan por tener una visión muy funcional de la organización que significa que les cuesta mucho desprenderse de su anterior cargo o función, bien sea como vicepresidente de finanzas o de marketing y, como consecuencia, quieren interpretar los retos y solucionar los problemas de la empresa desde una perspectiva muy funcional, cuando en realidad el mayor activo de cualquier CEO experimentado es su mirada generalista e integradora de las funciones y áreas de la empresa como un todo.
Asimismo, la visión estrecha se percibe cuando el CEO actúa como un agente de los accionistas y abandona la tarea de velar por los intereses de toda la empresa con el agravante que en esa tarea, el CEO maltrata los intereses de los empleados, proveedores y clientes quienes son los que garantizan el éxito o fracaso de la empresa en el largo plazo. Por esta razón, un CEO debe lograr equilibrar intereses, ser capaz de tomar decisiones con una mirada de largo plazo, ser conciliador y, en ocasiones, no permitir que los intereses de corto plazo de accionistas e inversionistas especuladores prevalezcan por encima del interés general.
Barrera No. 6
No aprender de la experiencia: Aristóteles decía que quienes debían gobernar una sociedad eran las personas con experiencia, porque el gobierno requiere experiencia en las cosas de la vida, requiere pausa, moderación y prudencia. Muchos directivos con el ímpetu que otorga un MBA creen que los conocimientos bastan a la hora de tomar decisiones y la realidad demuestra que no es así, porque las buenas decisiones requieren del criterio, el juicio y la evaluación de las circunstancias de cada momento. Estas condiciones los pensadores clásicos lo denominaron la prudencia política.
La prudencia se alimenta de la reflexión, la discusión y el consejo. Una persona prudente asimila las palabras de Aldous Huxley quien decía que la experiencia no es lo que nos pasa sino lo que hacemos con lo que nos pasa, por esta razón, la experiencia no viene dada sólo con los años sino con los aprendizajes que se derivan de los años. En este punto, el directivo debe aprender de sus fracasos y errores y convertirlos en una fuente de aprendizaje para la organización. John Browne, el CEO de BP en los 90s decía que si alguien iba a hacer algo una vez más debía cerciorarse de hacerlo mejor que la primera vez.
Barrera No. 7
Buscar el reconocimiento: Muchos de los CEOs hacen tránsito de líderes de sus organizaciones a celebridades sociales, con lo cual pierden de vista que sus logros se deben a su equipo y no solamente a sus condiciones personales. Muchos olvidan su rol interno en la organización y se enfocan en lo externo. Muchas veces la vanidad los lleva a estar pensando en el nuevo salto a otra compañía y su carrera se convierte en un juego de escalera, lo cual impide desarrollar procesos consistentes de largo plazo. En este punto, un buen CEO es aquel que entiende su organización como una misión que genera bienestar para él, para muchas familias y en términos generales para la sociedad.
En conclusión, un CEO efectivo es el capaz de vencer las barreras cuando comprende que el acto de dirigir como es un acto donde prevalece la humildad, el sentido común y, sobre todo, el respeto por las personas. Un buen propósito para lograr mejorar nuestra tarea directiva consiste en evaluar los momentos de verdad que tenemos con nuestros colaboradores en reuniones y comités y preguntarnos: ¿qué hicimos bien?, ¿qué hicimos mal? y ¿qué podemos mejorar?