Convirtiéndose en CEO

Convirtiéndose en CEO

Muy a menudo, en mi práctica directiva como consultor y como profesor de INALDE Business School, me preguntan por los obstáculos que debe superar un directivo que aspira a ser el CEO de su compañía. Ante esta pregunta me propongo presentar las principales acciones e iniciativas que nos pueden permitir convertirnos en CEOs.

 

Iniciativa No. 1.

Lo primero es adquirir una visión estratégica de la empresa que consiste en aprender a entender los cambios positivos y negativos en el entorno a partir de la variables políticas, económicas, sociales y tecnológicas. Luego, hay que aprender a entender las reglas de la industria o el sector y, por último, hay que comprender, trabajar y relacionarse con los principales actores del negocio como lo son los proveedores y los clientes, al punto de conocer la manera como creamos y entregamos el valor.

Por ejemplo, una empresa de la construcción es sensible a las políticas del gobierno en materia de infraestructura mientras que una empresa en un sector muy maduro y competido debe evaluar la manera como se diferencia y logra una posición distintiva en el mercado mediante la creación y entrega de valor a sus clientes. Estos ejemplos nos muestran que un CEO debe lograr combinar las capacidades de su organización con las oportunidades de su entorno, porque este encaje corresponde a una de las principales habilidades estratégicas que se esperan de su cargo. Estas habilidades se adquieren mediante la experiencia, la formación ejecutiva, los viajes y visitas empresariales, leyendo prensa especializada y, especialmente, monitoreando el entorno y los competidores.
Iniciativa No. 2

Un CEO debe aprender a gestionar la política en la organización. Es muy común que alguien diga en una empresa: ¡odio la politiquería de mi organización! y con esta afirmación consideran que la política al interior de una empresa es un asunto disfuncional, sin entender que la política es inherente y constante en toda organización porque todas las organizaciones tienen factores que alimentan el conflicto como por ejemplo, la división del trabajo, la interdependencia y los recursos escasos (Hill 2011). Por este hecho, aprender a gestionar la política significa convivir con las presiones, la adversidad y el conflicto y, una vez se reconocen y se aceptan, hay que lidiar con las motivaciones e intereses tanto altruistas como egoístas de las personas en la organización.

Un directivo con criterio político no es aquel que pretende quedar bien con todo el mundo. Por el contrario, es aquel capaz de tomar las decisiones que conlleva la responsabilidad del cargo que detenta y su eficacia se mide por el grado de influencia y credibilidad que posee al interior de la organización. Quien pretenda ser CEO debe generar la confianza y la seguridad que demuestren el por qué ocupa el cargo que ocupa.
Iniciativa No. 3

Quien aspire a ser CEO debe adquirir una visión generalista de la organización. Muchos de los profesionales que conocemos en nuestra práctica directiva pierden ascensos importantes porque son muy “técnicos” o “muy especializados” en un área funcional de la empresa y permanentemente muestran su incapacidad para integrar todas las áreas de la organización. Sobre todo es muy común su incompetencia a la hora de tener una visión de conjunto de la empresa y de la organización. Esta problemática demuestra el por qué son tan populares los Programas de Desarrollo Directivo o los MBAs. Por esta razón, quien quiera crecer en la organización debe estar dispuesto a formarse, a recibir feedback y a aprender con pares sobre la experiencia de otras empresas frente a problemas similares. No hay nada más peligroso que un directivo aislado, descontextualizado pero con iniciativa.
Iniciativa No. 4

Alguien que quiera ser CEO debe aprender a gobernar, lo cual significa conducir y guiar a otras personas. El problema es que este no es un asunto mecánico de entradas y salidas ni mucho menos es un sistema conductista de estímulos y respuestas. Por el contrario, es un arte que consiste en ganarse la autoridad ante las personas, es un proceso en el que el directivo se gana el prestigio mediante la experiencia, la competencia profesional y, especialmente, la coherencia. El camino de aprender a gobernar más que un proceso teórico es un asunto práctico que requiere que la persona asuma de manera permanente tres actividades fundamentales en su crecimiento directivo: trabajar en si misma, gestionar sus redes y gestionar su equipo (Hill 2011).

En conclusión, quien quiera ser CEO debe ampliar su estrechez de miras, debe superar su egoísmo de pensar en su propia vanidad y lucimiento, lo cual se traduce en que el CEO tiene que pensar en términos amplios la empresa y la responsabilidad con la sociedad como también debe descubrir que para gobernar y gozar de autoridad debe lograr que sus colaboradores crezcan y se desarrollen. Esa es la razón por la cual la palabra autoridad remite al verbo latino augere, que significa “hacer crecer”, desarrollar (Ratzinger 2008).
Publicada el 13 de agosto de 2015 en Dinero.com